Es la historia de nuestros médicos, que utilizan la Casa de la Selección para poder descansar y cargar energías, para estar de pie, sin ganas de rendirse hasta que este partido, el más difícil, termine.

En medio de tanta sombra y con el miedo a cuestas, cuando salga el sol podremos comprender algo. El verdadero partido homenaje será para nuestro personal médico en todo su conjunto.

¡Que salgan a la cancha y se ganen la ovación de todo un país que les brindará el más cálido aplauso!

Seguramente cada 21 de febrero (Día del médico) se convierta en todos los días. Porque este enemigo invisible llamado COVID-19 nos demostró lo esencial que resultan sus vocaciones.

Personas a punto de jubilarse; estudiantes a punto de recibirse; pasantes; jubilados que vuelven a vestirse con una bata, una mascarilla, guantes, anteojos y un espíritu de lucha para curar y cuidar a propios y ajenos.

Héroes sin capa, pero con la capacidad de unir al Ecuador a través de los aplausos en la hora programada.

Ellos nos han demostrado que trabajar en equipo, ser solidarios, levantarse ante la adversidad y sobre todo estar unidos nos permite salvar vidas, hacer menos doloroso el sufrimiento de quienes contrajeron el virus y aplacar la curva de contagio siguiendo sus consejos.

Michael Jordan, posiblemente el mejor basquetbolista de todos los tiempos, una vez dijo: “El talento gana partidos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia gana campeonatos”.

Nuestros héroes, el personal de la medicina, reunió cada una de estas condiciones. Y este partido, sin ninguna duda, necesita de eso: ¡trabajar en equipo, unidos! #EcuadorUnido.

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